
El timbre suena después del recreo y un torbellino de energía entra al aula. Hay risas, alguna queja, y una agitación general que hace que la idea de retomar la lección de matemáticas parezca una misión imposible. ¿Te suena familiar? luchar contra la corriente es inútil. La clave no es imponer el silencio, sino guiar a nuestros alumnos para que lo encuentren dentro de sí mismos.
La neurociencia nos dice que los cerebros de los niños necesitan pausas para poder procesar información y autorregularse. Implementar pequeñas «pausas conscientes» o ejercicios de mindfulness no es perder el tiempo; es una inversión directa en la atención, la gestión emocional y un clima de aula más sereno. No se necesita ser un experto en meditación, solo la voluntad de dedicar cinco minutos a reconectar.
Aquí comparto 10 ejercicios sencillos y efectivos que puedes usar en cualquier momento del día para calmar la energía de la clase y preparar las mentes para el aprendizaje.
1. La Respiración de la Abeja

Un ejercicio divertido que calma el sistema nervioso a través de la vibración.
- Instrucciones: «Sentados con la espalda recta, vamos a cerrar los ojos y taparnos suavemente los oídos con los dedos. Tomamos aire por la nariz y, al soltarlo por la boca, hacemos un zumbido largo como el de una abeja: ‘mmmmmm’. Sentiremos un pequeño cosquilleo en la cara. Lo repetimos tres o cuatro veces».
2. El Detective de los Sonidos

Perfecto para afinar el sentido del oído y anclar la atención en el presente.
- Instrucciones: «Cerramos los ojos y nos convertimos en detectives de sonidos. Durante un minuto, vamos a escuchar en silencio todos los sonidos que podamos, primero los que están dentro del aula (nuestra respiración, el reloj) y luego los que vienen de fuera (pájaros, coches). Al terminar, compartimos qué ‘pistas’ sonoras descubrimos».
3. Mi Amigo el Peluche que Respira

Ideal para los más pequeños, ayuda a visualizar la respiración.
- Instrucciones: «Nos tumbamos en el suelo boca arriba y colocamos un peluche pequeño o una goma de borrar sobre nuestra barriga. Ahora, sin hablar, vamos a observar cómo nuestro amigo sube cuando tomamos aire y baja lentamente cuando lo soltamos. Lo mecemos con nuestra respiración durante un minuto».
4. El Spaguetti Mágico

Una técnica de relajación muscular progresiva para liberar la tensión física.
- Instrucciones: «Imaginemos que somos un espagueti crudo: ¡duros, duros, duros! Apretamos todos los músculos del cuerpo: manos, brazos, piernas, cara… durante unos segundos. ¡Ahora el espagueti se ha cocido! Soltamos todos los músculos de golpe y nos quedamos blanditos y relajados. Lo repetimos dos veces».
5. Las Manos de la Atención Plena

Un ejercicio sensorial para calmar la mente a través del tacto.
- Instrucciones: «Vamos a frotar nuestras manos muy, muy rápido hasta que sintamos calor. Una vez calientes, las colocamos suavemente sobre nuestros ojos cerrados, sintiendo el calor y la oscuridad. Respiramos tranquilamente tres veces antes de bajarlas».
6. El Árbol Firme

Fomenta el equilibrio, la concentración y la sensación de arraigo.
- Instrucciones: «De pie, imaginamos que somos un árbol fuerte. Una pierna es nuestro tronco, bien plantado en la tierra. La otra la doblamos y apoyamos el pie en el tobillo o la pantorrilla. Mantenemos el equilibrio mientras nuestras ramas (brazos) crecen hacia el cielo. Después de unas cuantas respiraciones, cambiamos de pierna».
7. El Globo de las Preocupaciones

Ayuda a los niños a visualizar y soltar las emociones que les perturban.
- Instrucciones: «Cerramos los ojos y pensamos en algo que nos preocupe o nos haya enfadado. Ahora, imaginamos que tenemos un globo. Vamos a soplar y a meter toda esa preocupación dentro del globo. Soplamos fuerte hasta que esté lleno. Ahora, hacemos un nudo y, todos a la vez, abrimos las manos y dejamos que nuestro globo se vaya voliendo muy, muy lejos».
8. Contando con los Dedos

Un anclaje físico para la respiración que calma la mente rápidamente.
- Instrucciones: «Extendemos una mano. Con el dedo índice de la otra mano, vamos a recorrer cada dedo. Al subir por el pulgar, tomamos aire; al bajar, lo soltamos. Subimos por el índice, tomamos aire; bajamos, lo soltamos. Así hasta recorrer todos los dedos. Luego, podemos hacerlo a la inversa».
9. El Vaso de Agua con Purpurina

Una metáfora visual perfecta para entender cómo se calman los pensamientos.
- Instrucciones: (Requiere preparación previa). Muestra un frasco con agua y purpurina. «Esta purpurina son nuestros pensamientos y emociones cuando estamos agitados». Agita el frasco. «Así está nuestra mente. Ahora observemos». Deja el frasco quieto. «Si nos quedamos quietos y respiramos, nuestros pensamientos, como la purpurina, se asientan solos y el agua vuelve a estar clara».
10. El Minuto de Gratitud

Cambia el foco de la agitación a una emoción positiva.
- Instrucciones: «Vamos a cerrar los ojos por un minuto. En silencio, cada uno va a pensar en tres cosas, por muy pequeñas que sean, por las que se sienta agradecido hoy. Puede ser el sol, un amigo, la comida del recreo… Solo pensamos en ellas y en cómo nos hacen sentir».
Integrar estas breves pausas en la rutina diaria no resta tiempo lectivo, sino que lo multiplica en calidad. Un aula calmada es un aula donde el cerebro está listo para aprender, la empatía florece y los conflictos disminuyen. Con solo cinco minutos, podemos regalar a nuestros alumnos una herramienta para toda la vida: la capacidad de encontrar su propio centro.
